Australia es tan grande y diversa que es capaz cumplir las fantasías de cualquier viajero. Tiene industria turística muy desarrollada que se adapta bien a todos los bolsillos. Dentro de su variedad, su geografía hará las delicias de los amantes de la naturaleza y de la aventura, y sus ciudades, especialmente Sydney y Melbourne, serán capaces de satisfacer a los más exigentes aficionados al turismo urbano y cultural.
Lo más importante antes de lanzarse a la aventura es recordar que Australia es enorme, un continente en sí mismo, y que es crucial planear bien las distancias y los tiempos. También la época para viajar: hay que recordar que las estaciones allí son exactamente opuestas a las europeas: el verano va de diciembre a febrero y el invierno de junio a agosto. Nuestro consejo: evitar, a ser posible, el mes de enero, pico absoluto de la temporada alta.
Ya que un viaje a Australia suele implicar unos trayectos larguísimos en avión, lo mejor es planificar un viaje largo, de unas dos semanas. En todo caso, disponiendo sólo de una semana puede organizarse un viaje muy atractivo basado en Sydney y con visitas a las cercanas Montañas Azules.
En dos semanas es posible hacer esto y unirle una visita al outback, visitando el santuario aborigen de Uluru y la ciudad de Alice Springs, con regreso de nuevo a Sydney. Los aficionados al submarinismo estarán tentados de añadir una visita al Noreste, a la Gran Barrera de Coral en las costas de Queensland.
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