La isla de Sicilia, en el sur de Italia, recibe al viajero entre ciudades antiguas y ricas en patrimonio, paisajes bellísimos, excelentes playas, una vida muy animada, pintorescas fiestas populares y una gastronomía que hará las delicias de todos. Sicilia es la región italiana que fue antes colonizada por los griegos y hoy conserva ruinas tan impresionantes, como las de Segesta y Agrigento, lugares que se alzan además en paisajes deslumbrantes. A continuación señalamos seis etapas ineludibles en cualquier viaje.
1. Palermo
Palermo es la capital y la ciudad más poblada de Sicilia. Para los que vienen en avión suele ser el punto de entrada en la isla (los que llegan en tren lo hacen en cambio por Messina), y, por la cantidad y calidad de sus atractivos, merece más de un día de estancia.
Es una ciudad antiquísima, ocupada desde la Antigüedad, que fue dominada por el Islam y luego conquistada por los normandos, dando a la ciudad su aire actual característico de mezcla de estilos y culturas. Merecen especialmente la pena el imponente Castillo de los Normandos, la Catedral y la Capilla Palatina.
Muy cerca hay dos visitas muy recomendables: Monreale tiene un patrimonio artístico impresionante, y Érice es un lugar especialmente escénico y romántico.
2. Segesta
En las cercanías del pequeño pueblecito de Segesta, sobre unas colinas, se encuentra uno de los templos griegos mejor conservados del mundo (entre otras cosas porque nunca se acabó y porque, alejado de grandes núcleos de población, sus materiales se mantuvieron a buen recaudo). Data de finales del siglo V a.C. y conserva el aspecto robusto y poco ornamentado del dórico más antiguo.
Además se encuentra entre verdes colinas y muy cerca de un promontorio natural sobre el que se observa el mar y las montañas cercanas. Visita ineludible.
3. Cefalú
Cefalú es una pequeña localidad situada en la costa septentrional de la isla, muy pequeña, aunque en verano su población se duplica por el turismo, con una bonita catedral y varias playas muy acogedoras. Lo más atractivo es el contraste entre sus casas, con ese aspecto tan pintoresco de las localidades de pescadores, y el gran promontorio de piedra sobre cuya falta se asienta la ciudad.
Cefalú es una preciosidad y su vista desde la playa constituye una de las postales más conocidas de Sicilia.
4. Taormina
Aunque si hablamos de postales, ninguna tan espectacular como la que encuadra el volcán del Etna entre el proscenio del teatro griego de Taormina. El paisaje se abre como si estuviera pintado y, bajo el teatro, unos impresionantes acantilados nos recuerdan la altura a la que nos encontramos sobre el inminente mar.
Taormina es además un pueblecito encantador, lleno de callejuelas medievales y boutiques de lujo.
En las cercanías, el volcán Etna, aunque se mantiene activo y de vez en cuando adorna las noticias con alguna nueva erupción, es visitable (a partir de cierta altura sólo con excursiones organizadas), y es muy recomendable hacerlo: a más de 2000 metros de altura tendremos las sensación de estar en otro mundo, en un paisaje lunar hecho de rocas volcánicas.
5. Agrigento
Agrigento fue una de las ciudades más destacadas en la Antigüedad, cuando toda Sicilia estaba dominada por colonias griegas.
No es sorprendente que lo más destacado de la ciudad sea un vestigio de aquella época: el espectacular Valle dei Tempi (Valle de los Templos) es un conjunto arqueológico como hay pocos en el mundo, lleno de templos griegos excelentemente conservados que sin embargo son sólo una pequeña parte de su antigua acrópolis.
Muy cerca, otra visita recomendable es la Scala dei Turchi: una playa escondida entre roca caliza en un paisaje deslumbrante y único. Visitar el Valle dei Tempi por la mañana y pasar la tarde en la Scala es el plan perfecto para conocer Agrieto.
6. Siracusa
Si Agrigento fue importante en la Antigüedad, aún más lo fue Siracusa, la verdadera capital de la Sicilia griega y una de las grandes urbes del mundo antiguo. Lamentablemente no conserva muchas de sus antiguas construcciones, pero todavía puede verse en muy buen estado el antiguo teatro griego, de unas dimensiones que impresionan, el anfiteatro romano o la necrópolis Grotticelli, donde se encuentra la tumba de Arquímedes.
La moderna Siracusa es una ciudad elegante llena de edificios barrocos, palacios e iglesias, entre los que destaca su bonita Catedral.