S R I L A N K A
Considerada por muchos como uno de los grandes paraísos naturales del mundo, Sri Lanka despliega un manto verde bajo el que se ocultan, entre otros animales, tigres, cocodrilos, pavos reales y los habitantes más ilustres de la antigua Ceilán, los elefantes!
Produce el mejor té del mundo, está bañada por playas que tienen todo lo que tienen que tener y además las estadísticas hablan por sí solas: Tiene más de 15 parques naturales, la mayor densidad de leopardos en el mundo en Yala National Park y la mayor población de elefantes fuera de África (3.000 ejemplares)
Sus calles están repletas de diversidad y fervor religioso, con un 70% de budistas y un 7% tanto de musulmanes como de hindúes y de cristianos. La mayoría de ellos practicantes. Templos budistas excavados en roca, plantaciones de té, elefantes, leopardos, playas para compartir en pareja y la fantasía de dar un salto en el tiempo: son los regalos de este exótico viaje al antiguo Ceilán.
Con 200.000 hectáreas cultivadas y más de 1.500.000 de personas vinculadas a la industria, Sri Lanka está entre los mayores productores (y exportadores) de té del mundo. Allí, donde el clima tropical no se siente y el frío de la sierra es el que manda, en el centro de la isla, es donde se apiñan las plantaciones del ‘País de las montañas’, a alturas entre lo 900 y los 2.500 metros. Hasta las terrazas de té se llega traqueteando despacito en un tren que parte desde Kandy o bien, sin separarse del río Mahaweli, siguiendo la carretera que serpentea perezosa y enmudece al viajero con sus vistas.
En la capital, Colombo, se puede ver la herencia de todos los europeos que pasaron por aquí arrebatándose el poder y la ansiada situación estratégica para el comercio de ultramar. Además, dar una vuelta por Pettah, su barrio más antiguo, y callejear por su mercado es una de las mejores cosas que hacer para sentir su cultura.Está organizado por oficios, desde comida hasta ropa, pasando por bisutería y electrónica. Su ritmo solo cesa las noches en que la luna, llena y redonda, adormece todo el país y baja aún más las pulsaciones de esta tierra, poca amiga de las prisas.
Aunque el país tiene una diversidad cultural que salta a la vista por su gran cantidad de templos de diferentes creencias, más del 70% se confiesa budista. Por ello no hay una ciudad más sagrada que la idílica Kandy, al pie de las montañas y a las orillas de un lago, porque allí, en el templo de Dalada Maligawa , se venera un diente de Buda.
Si ponemos rumbo al sur y nos dejamos llevar por el mar, las costas este y sur de Sri Lanka son probablemente las zonas más turísticas, donde se concentran los complejos hoteleros de lujo.
Sri Lanka es para olerla, saborearla y disfrutarla con mucha calma.
Te llevamos?